jueves, 25 de febrero de 2010

2. Imaginación y poder

                  
Hola amig@s:

Espero ya poder considerarlos mis amig@s.
Como les contaba, me llamo Miranda y soy estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras. Siempre he llevado un diario donde escribo los acontecimientos de mi vida y plasmo mis sentimientos. Con estos pequeños recuerdos inicio esta blovela para recibir sus comentarios, que estoy segura me ayudarán en el futuro.

Bruno, que así se llamaba el chavo, no se dedicó a molestarme, aunque me tropezaba con él en todos lados. Según me dijo después es un aficionado a la Filosofía y por eso andaba siempre por ahí.

Un día a la salida de clase apareció sonriente.

“Qué coincidencia.” Me dijo. “Yo también tomo esta clase, somos compañeros”.

“¡Pero yo nunca te había visto por aquí! Estoy segura que no sabes ni qué materia es, ni quién es el profesor”.

“Claro que sí”. Respondió. “Oye, le preguntó a otro estudiante, ¿qué clase es ésta?”

“Imaginación y poder”. Le contestó.

“Imaginación y poder”. Me dijo. “Ya ves, sí sé”.

“¿Y quién es el maestro?” Volvió a preguntar.

“Volpi”. Le dijeron.

“Volpi”. Repitió. “Como ves estoy enterado de todo”.

“Oye, eres puro choro”. Dije.

A partir de ese día asistía a clase martes y jueves sin fallar. Lo que me llegó a molestar fue que, después de saludarme, se dedicaba a coquetear con las chavas más guapas del salón. Parecía una rutina: entraba, se me acercaba, me daba un beso de hola que tal y se iba a sentar atrás. Después de un rato todo eran risas entre los de la retaguardia y yo sentada delante sin saber qué cara poner porque su chacoteo lograba hacerme sentir bien incómoda. El chavo es un perro, quiere con todas, pensé. ¿Y para eso me siguió?

Un beso, Miranda

1 comentario:

  1. el chavo sí tiene imaginación, habrá que ver que onda con el poder
    también podrías sentarte atrás y participar del chacoteo

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