martes, 6 de julio de 2010

12. Como bien dicen: el alma necesita pocas cosas, el cuerpo muchas

Hola amig@s:

El viernes sucedió algo terrible. Bruno y yo siempre habíamos sido muy discretos, desde que nos hicimos amantes. Los días transcurrían sin sobresaltos, queriéndonos, y nadie estaba enterado. Pero un descuido terminó con nuestro secreto. Aun no puedo creer que Carolina nos haya descubierto besándonos en la reunión de su casa.

Ese día, llegamos todos a festejar el cumpleaños de un compañero. Cuando estábamos con el grupo, Bruno y yo actuábamos como simples amigos, nos relacionábamos más con los demás que entre nosotros. Todo iba bien y la fiesta estaba muy animada. Cuando sonó Embrujo de amor, varios amigos se acercaron a bailar conmigo. Acepté bailar con Alfonso y ya no me soltó por un buen rato. Nos dimos vuelo con Un montón de estrellas. Después vinieron Idilio, Lágrimas negras, y Llorarás. Más tarde hubo un respiro musical y aproveché para escurrirme hacia la cocina en busca de mi Gin and Tonic. Bruno vino detrás. Me tomó en sus brazos y me besó justo en el momento en que entraba Carolina. Nos soltamos inmediatamente y me sentí desfallecer. Bruno preguntó por el Volka. Yo abrí el refrigerador. Carolina se llevó una botella de Rohn y los tres hicimos como si no hubiera pasado nada.

El lunes después de clase mi amiga quiso hablar conmigo.

“¿Qué estás haciendo con Bruno? No entiendo. ¿No te importa destruir tu matrimonio? Y además, el cuate está bien pinche feo. Tu marido está mil veces mejor. ¿En qué piensas?”

Estoy muy preocupada.

Un beso, Miranda